“Soy una mujer muy cursi, muy romántica”: Paloma Valencia
La siguiente es una entrevista concedida por Paloma Valencia al portal web KienyKe, y al periodista click aquí , para dirigirse a ésta de
Cuando Paloma Valencia conoció cara a cara a Álvaro Uribe Vélez lo
primero que hizo fue hacerle caer en cuenta que estaba cometiendo un
error.
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La oportunidad se dio en septiembre de 2003, durante la condecoración
con la Cruz de Boyacá que el gobierno nacional le otorgaba a su abuelo
Mario Laserna Pinzón, fundador de la Universidad de los Andes y
destacado líder político.
Paloma Valencia recién había terminado su carrera de filosofía y
derecho. Desde la campaña presidencial de 2002 esta joven de familia
política había adquirido una especial admiración por Uribe y su proyecto
de país.
En dicha ceremonia, Paloma estaba acompañada de su hermana Cayetana quien, contrario a ella, no es para nada tímida.
“Mi hermana buscó al presidente. Lo cogía y le decía sin pena:
presidente, hable con Paloma que ella es su admiradora”, recuerda.
Paloma se sonrojó. Quedó en seguida sin aire cuando el entonces mandatario se le acercó y la saludó.
-Paloma, ¿a usted le gusta la política?- le preguntó Uribe enseguida.
-Claro presidente, me gusta pero en discusiones y análisis –le contestó ella.
-¿Cómo ve el referendo que estamos preparando?- le cuestionó el
mandatario sobre una de sus grandes apuestas de reforma constitucional
que se realizaría un mes más tarde.
-A pesar de que usted es el presidente y no soy nadie para cuestionarle, le tengo que decir que usted lo va a perder- respondió.
Álvaro Uribe la miró sorprendido. “Me abrió sus ojos, quedó como sin palabras y me preguntó por qué”, recuerda.
Dice Paloma que ella, siendo muy clara en sus ideas políticas y con
criterio de universitaria, no se iba a poner a pontificar. Le puso los
puntos sobre las íes y le argumentó: “El hecho de que el referendo no
vaya a coincidir con elecciones locales significa que la gente va a
salir muy poco. Usted tiene suficiente prestigio para ganar el
referendo, pero la gente en la provincia sale a votar si alguien la
mueve. Usted tiene que hacer que los políticos suyos en las regiones se
comprometan con el referendo, para que la gente entienda que debe haber
una movilización masiva”.
Lo cierto es que entonces la joven abogada no pensaba que el poderoso
líder que tanto admiraba le fuera a “parar bolas”. “Pero el lunes
siguiente salió en campañas invitando a la gente a salir a votar, como
le había sugerido. Me impresionó mucho. Me di cuenta que él oía
realmente a todo el mundo; con mucha atención”.
Desde entonces se hicieron mínimos los encuentros con Uribe; jamás se
imaginó que más tarde sería una de sus manos, bien puesta en la
derecha, que lo acompañaría en el Senado.
“¡Me iban a llamar Casandra!”
Paloma Valencia es una mujer joven, elegante, atractiva y con
frecuencia sonriente. En televisión, durante algunos debates políticos,
frunce el ceño y habla con un tono de voz más grave y fuerte de lo
común.
Acaso un exceso de firmeza en su discurso la hace ver malgeniada.
Vehemente sí es, pero solo por tratarse de una nueva líder que se
apasiona por sus ideas, y siempre las defenderá.
“Ahhh, quieren saber quién es la peliona”, dice Paloma cuando comienza esta entrevista y suelta su primera carcajada.
Nació en un ambiente en el que solo se hablaba de política; la
estirpe Valencia y Laserna ha generado importantes líderes históricos en
Colombia. Es bisnieta de artista y político caucano don Guillermo
Valencia Castillo. Nieta de presidente de la República (Guillermo León
Valencia, quien gobernó entre 1962 y 1966), e hija de Ignacio Valencia,
excongresista y dirigente conservador.

Paloma Valencia es nieta de expresidente de la República
(Guillermo León Valencia), hija de excongresista (Ignacio Valencia),
prima hermana de excongresista y ministro santista (Aurelio Iragorri
Valencia) y su hermana es cuñada del exmandatario Andrés Pastrana.
“Yo nací en la política y me formé en la política; la reflexión sobre
lo público es para mí una actividad principal. A mi abuelo Valencia no
lo conocí porque cuando mi papá se caso él ya había muerto. Pero sí
acompañé a mi papá en sus campañas cuando era chiquita, por los pueblos
del Cauca; me crié oyendo discursos”, recuerda.
Nacida en Popayán, Paloma se define como una mujer de Provincia. Su
vida también la ha pasado en el Tolima por su familia materna, y en
Bogotá por cuenta de sus estudios universitarios y actividades
profesionales.
-¿Se considera otro ‘delfín’ de la política colombiana?
-Creo que no. Delfín no es solamente si viene de una familia con
reconocimiento, sino quien ha usado ese reconocimiento de la familia
para llegar donde está. Yo no lo he hecho así. Mi papá se retiró de la
política hace más de 26 años y el espacio que me gané fue por mi trabajo
en medios de comunicación.
-Pero el apellido pesa…
-Por supuesto para mí es un enorme honor saber que tengo gente que ha
aportado y que ha estado en lo público hace tantos años, y que lo ha
hecho con tanta honestidad. Sobre los Valencia no pesan críticas de
corrupción ni escándalos indebidos; eso lo enorgullece a uno y lo hace
sentirse tranquilo con su procedencia.
-Y de sus abuelos, ¿también heredó los talentos literarios?
-A mí me encanta escribir: no escribo poesía pues soy mala en eso.
Pero me gusta escribir cuentos; tengo un par de novelas un poco
abandonadas pero ahí voy. Escribir es una actividad que lo lleva a uno a
reflexionar mucho consigo mismo de manera íntima, muy sincera.
-¿De qué tratan esas novelas en las que trabaja?
-Una es de una viuda joven con su hijo que tiene que desplazarse,
pero no del tipo de quienes lo pierden todo, sino de quienes deben
desplazarse en estratos altos, que tuvieron que salir hacia las
capitales. Y la otra es de un niño cuya enfermedad hace que se le caigan
los pedazos del cuerpo; la mamá contrata a una mujer que tiene que
cuidar al niño y recoger todos sus pedazos. La lepra no es así, pero es
la imaginación que uno tenía cuando chiquito de la lepra.
La llamaron Paloma por “negociación” entre sus padres. “Mi mamá
quería ponerme Casandra. Le gustaba ese nombre y mi papá terminó por
preferir Paloma”.
Su adolescencia en Cauca le cautivó el alma. De pequeña no soñaba con
el atril del poder ni los grandes discursos electorales. En cambio
festejaba influir en las ideas de los demás a través de sus escritos y
el periodismo.
“Mis primeros pinitos de política fue hacer en el colegio un
periódico. Nunca fui representante estudiantil, ni personera ni nada. No
me llamó la atención lo electoral. En cambio cuando era chiquita
hicimos un periódico en forma de cartelera y buscaba las noticias no del
colegio, sino de la ciudad. Las hacíamos escandalosas: títulos como “El
invierno azota a Popayán”.
Sin embargo tampoco estudió periodismo. No obstante gran parte de su
carrera profesional la ha tenido en medios como comentarista y líder de
opinión.

Paloma Valencia fue, desde los inicios de Blu Radio, una de las panelistas del informativo de las mañanas.
“Tengo el proyecto de laotraesquina.co.
Está un poco abandonado pero estamos volviendo a retomarlo. La campaña y
mi entrada al Congreso necesitaban mucha atención, pero ya cuando uno
le coge el ritmo puede hacer otras cosas, como avanzar con La Otra
Esquina, un periódico digital muy político en torno a lo que pasa en el
Congreso, que trata de mostrar lo que está pasando allá, lo que se
piensa”.
-¿Quiso ser periodista?
-Sí claro, y me dediqué a ello pero no como reportera. Es muy difícil
el acceso a los medios, y lo que hice fue regalar mi opinión en donde
me abrieran un espacio. Si alguien tenía un programa de radio, a veces
le pedía que me dejara hablar un ratito. En la universidad hicimos con
una amiga una radio comunitaria y después un programa en la
Radiodifusora Nacional llamado ‘Directo La U’, los sábados a las 7 de la
mañana; creo que no teníamos muchos oyentes. Pero finalmente llegué a
Blu Radio.
“Todavía tengo corazón de anarquista. Soy totalmente rebelde”
Las ideas políticas de Paloma han sido construidas por ella, no adoptadas por la tradición de su linaje.
-¿Cómo que de niña tenía corazón de anarquista?
-Y lo tengo todavía; soy totalmente rebelde. En una época estuve
leyendo a Miguel de Unamuno y en su novela ‘Niebla’ había un personaje
que le declaraba la guerra a las tildes; entonces yo también dejé de
usar tildes en los escritos. Estaba como en noveno y el profesor de
español me decía: Paloma, ¡usted no pone ni una tilde!, y decidió hacer
un examen. Las puse bien en esa evaluación. Él me regañó y me dijo que
no fuera tan anarquista. Pero era más por lora; en el fondo los seres
humanos no deberíamos necesitar ningún tipo de regulación porque uno
mismo debería imponerse los límites en su vida social.
-¿Qué tan ‘goda’ es usted, proviniendo de una familia conservadora?
-Es difícil definir el conservatismo. Yo soy conservadora pero soy
como liberal del siglo XVII. Comparto ideas, antes liberales hoy
conservadoras, en el sentido de creer en el Estado pequeño, que no debe
tener una burocracia enorme, que debe reducirse en tamaño para dejar más
recursos a inversión.
-¿En otras ideas?
-Si me pregunta si soy conservadora en lo moral, sí. Pero en la
pretensión de que el Estado regule las conductas de la gente no. El
Estado no debe meterse en el espectro individual, por eso yo soy
anarquista, no me gusta que le digan a uno qué puede o no puede hacer.
Lo único que debe regular son las conductas mediante las cuales yo le
podría generar daño a alguien más. Los valores individuales morales no
pueden pretender ser un valor universal de conducta.
-Pero entonces defiende las diversidades, como las sexuales…
-Que haga todo mundo lo que quiera. Otra cosa es yo cómo me regulo a
mí misma. Hay una distancia entre lo que yo creo que está bien, para mí,
y lo que hago con mi vida; y otra distinta lo que considero que el
Estado debe regular. Yo no esperaría que mi moralidad fuera elevada a
legalidad; eso hace parte de la diversidad de los individuos y el Estado
debe ser respetuoso.
-Si por esas libertades individuales alguien decide que quiere
consumir marihuana o drogas, ¿el Estado tampoco debería prohibirlo?
-Yo no meto drogas, ni he metido drogas, ni me interesan, ni me
parece bien meter drogas. Pero ya la pregunta sobre si el Estado debe
restringir la posibilidad de que la gente consuma drogas me parece más
complicada; tiendo a ser muy liberal en términos de lo que debe o no
prohibir el Estado, porque los limites deben venir del individuo y no
del Estado.

“Tiendo a ser muy liberal en términos de lo que debe o no
prohibir el Estado, porque los limites deben venir del individuo”:
Paloma Valencia.
En los últimos años Paloma sentía que la política que le gustaba era
la teórica, la que con sus ideas podía movilizar opinión y reacciones
sociales. Su trabajo como panelista en Blu Radio, todas las mañanas, la
afianzó como una de las principales escuderas del uribismo. Hasta
entonces creía que la política electoral “era un campo en el que no
tendría espacio porque Colombia estaba muy plagada de un sistema
clientelista”.
No obstante en las elecciones al Congreso de 2006 hizo parte de la
lista a la Cámara de Representantes por Alas Equipo Colombia sin obtener
éxito, aunque tampoco lo esperaba. “Era más como un experimento
antropológico; andan buscando mujeres para que estén en la lista por la
ley de cuotas. Tenía descartado que iba a llegar al Congreso”.
A diferencia de entonces, en 2014 fue convocada por Álvaro Uribe para
sumarse a su plancha al Senado, y por la posición tan privilegiada en
la que quedó en el ranking, se aseguró una silla en el Capitolio.
-¿Usted le pidió la candidatura o Uribe se la ofreció?
-Él me la ofreció. Me empezó a mandar razones con gente pues no
teníamos una relación cercana. Se encontraba con exjefes o amigos y
ellos le hablaban de mí; él les respondía que por qué no me decían que
me lanzara al Congreso con el Centro Democrático. Luego tuve la
oportunidad de hablar con él y me dijo le gustaría que lo acompañara en
la lista. De inmediato acepté.
-¿El que Uribe la haya ubicado tan arriba en la lista (tercera,
después de María del Rosario Guerra), es que le tenía gran aprecio y
confianza?
-Yo lo he recibido así. Una enorme responsabilidad porque no faltan
los que dicen que uno llegó sin méritos. Uno tiene que trabajar mucho
para devolver la confianza a quienes votaron por esta lista y demostrar
que uno era capaz de hacer las cosas bien.
“Soy una fanática uribista”
La senadora Paloma Valencia ha sobresalido por sus apasionados
debates en defensa del uribismo y las ideas de la Seguridad Democrática.
Crítica del gobierno Santos y su proceso de paz. Confiada en que con su
presencia en el Congreso podrá reivindicar el camino que tuvo el país
en ocho años, y que tanto admiró a pesar de las críticas.
La batalla por sus ideas la ha llevado al centro del matoneo social.
Sabe que tiene seguidores que la respaldan pero también feroces
contradictores dentro de la opinión. Recientemente, quizá sin quererlo,
fue una de las protagonistas del debate sobre Paramilitarismo en el
Congreso. En redes virtuales circularon imágenes de burla sobre su
intervención y por primera vez, en video, las enfrentó cara a cara:
Vea en video: Paloma Valencia se pone cara a cara con los memes que se burlaron de ella
En sus tiempos libres no deja la escritura. ‘Otras Culpas’ fue una de
sus más recientes obras literarias: cuentos sobre la violencia armada.
Dice que en él hizo una catarsis sobre sus sentimientos respecto a los
efectos de la guerra. “Me parece que Colombia se volvió muy fuerte a
resistir lo que estaba viviendo y se volvió un poco indiferente con el
dolor de tanta gente. Por eso se llama las Otras Culpas; yo sentía una enorme culpa de vivir en un país donde tantas cosas terribles pasan y uno no hace nada”.
-¿Pero ahora tiene tiempo libre?
-No
-¿Tan joven y no tiene tiempo para rumbear?
-No he sido muy rumbera recientemente. En la adolescencia si lo fui;
hice fiesta todos los fines de semana en mi casa. Pero recientemente no
tanto.
-¿Le gusta bailar?
-Me encanta bailar. Me encanta la salsa, o en general todo. Me parece muy divertido. Pero hace rato no salgo a bailar.
-¿Qué canta en la ducha?
-Pues sí canto, pero tengo una hermana que sí tiene ese talento.
Tengo otros talentos. Pero canto lo que haya oído en el día. A veces
vallenato, salsa, o lo que sea.
-¿Le echan muchos piropos?
- Pues no tanto. A veces por Twitter o Facebook. Otros me insultan
mucho. Pero en general creo que cuando uno empieza a ganar cierto
respeto, la gente también se vuelve respetuosa y no le echan a uno los
perros.
-¿Es mujer de muchos pretendientes?
-No
-¿Tiene novio?
-Salgo con alguien.
-¿Es algo serio?
-Está muy nuevo… Es una persona muy chévere, muy especial
-Ya que no me dará nombres, ¿es político o de la vida pública?
-No (risas)
-¿Cuál es su punto débil?
-El sufrimiento humano me pega muy duro, me deprime mucho

“Me duele mucho que uno no se muera de amor. Pienso que una buena causa para morirse debería ser de amor”
-¿Le gusta lo romántico?
-Mucho. Soy una mujer recursi y muy romántica. Me duele mucho que uno
no se muera de amor. Es una de esas cosas que uno descubre en la
adolescencia. Pienso que una buena causa para morirse debería ser de
amor.
-¿Se ha enamorado?
Sí. Mucho. Me han causado muchos sufrimientos.
-¿Un detalle clave para quien la quiera conquistar?
Diría que con la inteligencia, con la buena conversación.
-¿Es tan fuerte como aparenta cuando hace política?
-No, lloro mucho. Sufro mucho pero soy muy feliz. Los colombianos
desarrollamos algo así como la capacidad de ser felices en el
purgatorio.
-¿Una película que se vería muchas veces?
-Amores perros, Cinema Paradiso, y me encanta Cenicienta. Ahora que tengo sobrina, se la muestro y a ella le encanta.
-Dicen que tiene talante de presidenciable. ¿Le suena la idea?
-La política es una carrera de resistencia; es difícil saber qué
pasará. Es una maratón, no carrera de 100 metros. Es menos de velocidad y
más de constancia.
-Pero en la meta de esa maratón, ¿se lee Palacio de Nariño?
-Tiendo a no pensar mucho hacia adelante y pensar más en lo que estoy
haciendo. Depende cómo me vaya, cómo me sienta, cómo me perciba la
gente.

Paloma Valencia es una de las principales escuderas del
uribismo en el Senado. Sin duda una mano derecha ideológica del
expresidente Álvaro Uribe.
-¿Y se considera fanática uribista?
-Sí total, soy una fanática uribista. Pero soy una fanática
fundamentada, argumentada. Admiro muchísimo al presidente Uribe. Me
parece el mayor líder que haya conocido Colombia, que logró cosas que me
parecían imposibles, que tiene un carisma superior, un enorme amor por
todos los colombianos. Mas que fanática, reconozco en él un paradigma de
lo que debería ser un líder.
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