¿Y usted como leyó el tal debate?
Por Rodrigo Gallo
Quise empezar la columna de hoy con esta pregunta - ¿Y usted como leyó el tal debate? - pues me parece de la mayor importancia para el país, que sus ciudadanos hayan tenido tanto interés en esta especie de linchamiento moral que fallidamente, algunos pretendieron hacerle al expresidente y Senador de la República, Álvaro Uribe Vélez. Creo que todos quienes lo seguimos con atención, hoy tenemos un clara lectura de lo sucedido. Ante mi imposibilidad para conocer la de los hipotéticos lectores de esta columna, me permito presentar con mucha humildad la mía propia, desde la óptica de un ciudadano del común.
Mucho se ha dicho de las motivaciones que tuvo el Senador del Polo Democrático, Iván Cepeda, para insistir en este despropósito, pero lo que es claro a todas luces, es que se ha violado la Ley Quinta de 1992 al permitir que un congresista le haga un debate de control político a otro. Por ahí ya empezamos mal y como reza vox populi, lo que mal comienza, mal acaba. No puede pasarse por alto el hecho que el Senador Iván Cepeda, de muestras claras de desprecio por la ley, pues es precisamente su condición de legislador la que le impone la perentoria obligación de dar ejemplo en este sentido. Esta actuación, deja mucho que desear sobre sus estándares éticos, los que en mi opinión son de muy escasa estatura. Presenta el Senador citante un discurso nacido del odio personal que de entrada, le quita toda la credibilidad que le pretendieron dar a este sainete, pues no hay en sus acusaciones nada nuevo y nada que no haya sido ampliamente investigado, con el agravante de que el Senador citado siempre ha salido indemne de toda esta sarta de patrañas. Deja pues a ojo de buen cubero, que además del odio personal, al señor Cepeda le asiste un afán de protagonismo y una enfermiza obsesión por la persona de Álvaro Uribe Vélez.
En el transcurso del tal debate, vimos desfilar cínicas intervenciones, como la del Senador Horacio Serpa, en la que palabras más, palabras menos, acusa al Senador citado de haber sido complaciente con el narcotráfico. El chiste se cuenta solo. El ministro de gobierno de un Presidente al que los Estados Unidos de América le retiro la Visa por sus nexos con el cartel de Cali, el escudero que fue acusado por un compañero de faena de haber transportado cajas de dineros calientes para comprar votos, haciéndole estas imputaciones al Presidente que más resultados obtuvo en la lucha contra la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico. Comprendo su risa burlona respetado lector. Otras intervenciones estuvieron cargadas de una teatralidad rayana en el patetismo, como la de la Senadora Claudia López, quien cree que espetar bramidos (parafraseando al Senador José Obdulio Gaviria), va a convertir en verdades su colección de suposiciones sin fundamento. Otro punto a resaltar fue la manipulación del equilibrio en las intervenciones para favorecer a los congresistas de la Unidad Nacional, en desmedro de la bancada de oposición, es decir, de Centro Democrático, que hiciera el Senador Jimmy Chamorro, quien dicho sea de paso, teniendo rabo de paja se arrimó mucho a la candela y de acuerdo a las acusaciones que hizo el expresidente Senador, tendrá mucho que explicarle al país. Hasta este punto concluimos que mucho de tendencioso, algo de fantasioso y poco de sustancioso tuvo este fallido debate. De extrema gravedad eso sí, el reconocimiento que hizo el Senador Antonio Navarro Wolf, de los inocultables vínculos de la Unión Patriótica con la narcoterrorista Farc. Me pregunto si lo van a seguir negando.
La intervención del Senador citado y de los congresistas de la bancada de su partido, le ilustró con mucha altura, argumentación y firmeza al Senador citante y a sus co-pandilleros, el significado pleno de la coloquial sentencia “ir por lana y salir trasquilado”. Si en el Congreso de la Republica se estaba haciendo paisaje la mediocridad, la holgazanería y la mentira, la presencia del expresidente Uribe y su disciplinada, trabajadora y brillante bancada en esta corporación, ocasionará que los congresistas de esta legislatura tengan que esforzarse mucho para dar la talla que requiere el país o pasarán a la historia como un mero medio de contraste. Como nota hilarante pero verídica, queda la certera frase del Senador Jorge Robledo, quien asegura que sin el apoyo de Uribe, Juan Manuel Santos no hubiera sido capaz ni de ser alcalde de la ciudad de hierro. Sale entonces más fortalecido que nunca el Senador citado y quedan con demasiadas cosas para explicarle al país, quienes en contubernio pretendieron hacer una cobarde gavilla propia de matones de barrio. Al Senador Cepeda le quedan dos pendientes: 1. Demostrar que tiene agenda legislativa más allá de atacar cobardemente al expresidente y 2. Explicar de cara a la sociedad, la presunta vinculación de su fallecido primo Francisco Javier Ocampo Cepeda con la banda criminal de Los Rastrojos. En mi fuero interno, sé que no será capaz de superar esos dos listones.
Rodrigo Gallo
@AlegreBengali
Ad: Cepeda, el adalid de la moral, fue acusado por el Senador Bustamante de ser el vocero de las Farc en el Congreso ¿Será que esto no amerita una seria investigación por parte de las autoridades? O es que el Senador Cepeda es un intocable…
Seguir a @Copolitica
Seguir a @UrreaJuan